Transformando(nos)

Las alturas del barrio de Eba, en Yaoundé
Garcin:-He muerto demasiado pronto.
No me han dejado tiempo para…,
para realizar «mis» actos.
Inés:-Siempre se muere demasiado pronto 
o demasiado tarde.
Y, sin embargo,
la vida está ahí,
acabada.
La raya está hecha y
 hay que hacer la suma.

Tú no eres nada más que tu vida.

Jean Paul Sartre
A Puerta Cerrada (Huis clos)

Jean Paul Sartre, en su obra “a puerta cerrada”, representó lo que para él era la viva imagen del infierno: estar condenado a la  eternidad.. en un espacio cerrado y con dos personas más como “compañeras” de condena. De ahí  la frase que luego se hizo popular  “el infierno son los otros”. Pero a pesar de que la imagen es sugerente, lo más interesante de esa obra es,  probablemente, la reflexión sobre las motivaciones de fondo que conducen a cada protagonista a cometer las acciones por las que que más tarde (se deduce) serán encerradas en la estrecha habitación. Sobretodo el miedo a mostrarse y a reconocerse como realmente son y  su necesidad constante de autojustificación y redención  ante los demás. En esto último está basada su condena: los reos se necesitan unos a otros en una especie de orgía dialéctica  y no pueden salvarse individualmente. Las cosas les serian muy distintas si cada uno fuera lo que quiere, piensa o dice ser, pero no es el caso, por lo que necesitan la aprobación de los demás.

Ante el fenómeno de la “muerte” de la cooperación (al menos tal y como la conocíamos hasta ahora) surge la pregunta: ¿vamos a tener que encerrar a la Cooperación y a las ONG en la habitación del infierno sartiano con algún otro desafortunado acompañante? Méritos no les faltan.. Que la Cooperación no es quien dice ser lo sabemos tod@s. Que los intereses comerciales (en el mejor de los casos) deciden dónde va el dinero (y cómo) es un secreto a voces. Que las ONG se han acomodado en mayor o menor medida a ser un parche sin mayores aspiraciones (salvo honrosas excepciones) también es de dominio público.

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La guerra fría que quieren: Los derechos laborales (y alguno más) en la encrucijada

El portaaviones soviético Varyag siendo remolcado hacia China, donde sería rebautizado como Liaoning.
Fuente: Wikipedia

El portaaviones soviético Varyag siendo remolcado hacia China, donde sería rebautizado como Liaoning. Fuente: WikipediaA pocos días de la huelga general del día 14 leo en el folletín de la mañana un artículo sobre el congreso del partido comunista chino y se me ponen los pelos de punta. Si lo que cuenta el periodista es cierto, China no sólo ha hecho toda una serie de reformas que han liberalizado la economía y la han convertido en el revienta-derechos laborales que nos va a hacer perder toda la competitividad que pudieran tener las empresas europeas. Pues no, además China se está convirtiendo en una potencia militar en toda regla que parece amenazar la hegemonía militar occidental (bueno.. hegemonía de los USA, porque el resto no dejan de ser la comparsa del titiritero..). Aviones fantasma, portaaviones overcraft, acorazados en el Mediterráneo y no sé cuantos otros engendros tecnológicos que parece que ponen la piel de gallina al alto mando estadounidense.

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¿Cambiar o morir? La legitimidad de las ONGD en la picota

Una Picota:
Las picotas son columnas
de piedra más o menos
ornamentadas, sobre las
que se exponían los reos y
las cabezas o cuerpos de
los ajusticiados por la
autoridad civil.
La pena de exhibición en la
picota aparece ya legislada
en el siglo XIII, en el
libro de Las Partidas, de
Alfonso X, considerándose
la última de las penas leves
a los delincuentes para
su deshonra y castigo.
Fuente: Wikipedia

Que muchas ONG de Desarrollo necesitan un cambio es una obviedad, ni que sea solamente para paliar la sangría de recursos que se evaporan cada día debido a los recortes en subvenciones de ayuntamientos, comunidades autónomas y gobierno central. Pero el debate sobre qué es lo que hay que cambiar está lejos de circunscribirse al interior de cada ONGD, es decir, entre sus asociados, trabajadores y simpatizantes.  Cada vez son más frecuentes las tomas de posición de políticos, articulistas y de ciudadanos en general (a través de cartas al director, tomas de palabra en asambleas en plena calle, debates en televisión, etc..) por una reinvención y/o un reajuste de la cooperación y, muy especialmente, de las ONG de Desarrollo (ONGD). Es notorio como en distintos sectores de la sociedad española -algunos muy conservadores, pero otros marcadamente de izquierdas y en algunos casos intencionalmente transgresores o revolucionarios, como sería el caso de ciertos posicionamientos que se autodefinen como pertenecientes al 15M*- está calando el sentimiento de que la cooperación en España estaba sobredimensionada. No deja de asombrar la facilidad con que un discurso articulado para recortar en cooperación (argumentos del tipo “primero los de casa”, “hay que priorizar los servicios sociales aquí antes que construir hospitales allí”, “bastantes problemas tenemos acá para ir a solucionar los de los demás”, etc..) está siendo interiorizado por la sociedad española a veces sin pestañear. Pero sorprende aún más la vigencia que están cobrando ciertos argumentarios que, más allá del aspecto puramente económico de la cooperación, cuestionan incluso el sentido mismo de las ONGD en la sociedad actual.

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Solidaridad de Alto Riesgo (por Impago)

Sala de control del Centro de Tratamiento de enfermos de Ébola (CTE) de Forécariah, en Guinea Conakry)

La asunción de cierto riesgo siempre ha formado parte de la mística de la cooperación. La figura del (o la) cooperante desplegada en algún confín del mundo usualmente se ha asociado a mil amenazas a su integridad física o mental vinculadas a toda suerte de peligros, desde serpientes a milicias armadas o desastres naturales. Ante estos las ONG y Agencias de cooperación han erigido un muro compuesto por códigos de conducta, protocolos y demás parafernalia que, una vez montada alrededor de cada cooperante, opera (de manera ilusoria o real, según el caso) como primera línea de defensa de su portador, reduciendo los riesgos al mínimo.

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Lo siento pero las ONG No Somos Así (O al menos no todas..).

Varias ONG (25 concretamente) han decidido que había que acabar de una vez  por todas con  la indefinición y la incomodidad del mundo de las ONG hacia los movimientos ciudadanos surgidos alrededor del 15M y han tomado la iniciativa. Y vaya si lo han conseguido.

Esas entidades, a través de la campaña Somos Así,  argumentan sobre las razones que motivan a la gente a dar su apoyo a causas sociales y  nos explican que  los humanos ayudamos porque ayudar genera una gran felicidad, personal y colectiva.

No voy a entrar en la profundidad de los argumentos pretendidamente científicos puestos sobre la mesa por la campaña, que suenan un tanto flojos en el mejor de los casos  o, por generalidades, a sopa de ajo.  Sí voy a entrar, en cambio, en que en un momento en que la ciudadanía ha ocupado plazas y calles para debatir públicamente en foros ciudadanos temas como son la deuda, los derechos humanos o las políticas del FMI – temas hasta hace poco monopolizados por el sector de las ONG –  unas pocas entidades  inician una campaña que no sólo apela a un instinto básico  para conseguir recursos (dona y sé feliz..) sino que vacía de contenido la lucha por la justicia y por una transformación social en profundidad.

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